La nandina (Nandina domestica) es una planta arbustiva originaria de China y Japón, que se ha popularizado en muchos jardines por su belleza y resistencia.

También se le conoce como bambú sagrado, aunque no tiene nada que ver con los verdaderos bambúes, sino que pertenece a la familia de las berberidáceas.

La nandina se caracteriza por sus hojas perennes, compuestas y de color verde, que cambian a tonos rojos o rosados en primavera y otoño, creando un espectáculo cromático.

Sus flores son blancas y se agrupan en grandes panojas que aparecen en verano. Sus frutos son bayas rojas que persisten durante el invierno, aportando un toque de color al jardín.

Cómo cuidar la nandina

La nandina es una planta muy fácil de cuidar, que se adapta a diferentes condiciones climáticas y de suelo. Estos son algunos consejos para mantenerla sana y bonita:

– Ubicación: la nandina puede vivir tanto a pleno sol como en semisombra, pero hay que tener en cuenta que en climas muy cálidos es mejor protegerla de las horas de más calor, ya que puede sufrir si la temperatura supera los 35 ºC. En climas fríos, resiste hasta -7 ºC sin problemas, pero si baja más puede perder algunas hojas cerca de la base.
– Riego: la nandina necesita un suelo o sustrato fresco y bien drenado, que no se seque del todo ni se encharque. Se recomienda regar cada 3 días en verano y cada 10 días en invierno, ajustando la frecuencia según las condiciones ambientales.
– Suelo y abonado: la nandina se adapta a una amplia gama de suelos, pero prefiere los ricos, humíferos y con un pH neutro o ligeramente ácido. Se puede abonar con un fertilizante orgánico o mineral cada dos meses durante la primavera y el verano, para estimular su crecimiento y floración.
– Multiplicación: la nandina se puede multiplicar por semillas o por esquejes. Las semillas se siembran en otoño o invierno, en un sustrato ligero y húmedo, y germinan al cabo de unos meses. Los esquejes se cortan en primavera o verano, de unos 15 cm de largo, y se plantan en un sustrato arenoso y húmedo, cubriendo la base con un plástico para mantener la humedad.

Beneficios de la nandina

La nandina es una planta ornamental que ofrece muchos beneficios para el jardín y el hogar. Algunos de ellos son:

– Aporta color y contraste durante todo el año, gracias a sus hojas cambiantes y sus frutos rojos.
– Atrae a las aves y a los insectos beneficiosos, como las abejas y las mariposas, que polinizan las flores y ayudan al equilibrio ecológico.
– Es una planta resistente y fácil de cuidar, que no necesita podas ni tratamientos fitosanitarios.
– Es una planta versátil, que se puede cultivar tanto en macetas como en el suelo, formando setos, borduras o grupos aislados.
– Es una planta con propiedades medicinales, ya que se le atribuyen efectos antipiréticos, antiinflamatorios y antiespasmódicos.

La nandina es, sin duda, una planta ideal para tener en el jardín o en la terraza, por su belleza y su resistencia. Si quieres disfrutar de esta planta arbustiva tan especial, no dudes en seguir estos consejos para cuidarla correctamente.