10 Feb, 2024 | Plantas y Jardín
La planta mimosa, también conocida como mimosa púdica o vergonzosa, es una especie de la familia de las fabáceas que se caracteriza por su capacidad de reaccionar al tacto, cerrando sus hojas y flores cuando se las toca.
Esta peculiaridad la convierte en una planta muy atractiva y curiosa para tener en casa o en el jardín. En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre las características y cuidados de la mimosa.
La mimosa es originaria de América del Sur, aunque se ha extendido por otras regiones tropicales y subtropicales del mundo. Es una planta herbácea perenne que puede alcanzar hasta un metro de altura.
Sus tallos son delgados, espinosos y ramificados. Sus hojas son compuestas, bipinnadas y sensibles al tacto, lo que significa que se pliegan cuando se las estimula. Sus flores son pequeñas, de color rosa o lila, y se agrupan en cabezuelas globosas.
Sus frutos son vainas cilíndricas que contienen varias semillas.
Cuidados de la planta mimosa
La planta mimosa es una especie que requiere de unas condiciones ambientales específicas para su correcto desarrollo. Estos son los principales cuidados que debes tener en cuenta si quieres cultivarla:
Luz
La planta mimosa necesita una exposición luminosa, pero sin sol directo, ya que puede quemar sus hojas. Lo ideal es ubicarla en un lugar con sombra parcial o filtrada.
Temperatura
La planta mimosa es sensible al frío y no tolera las heladas. Su temperatura óptima se sitúa entre los 18 y los 25 ºC, aunque puede soportar algunos grados más o menos. Si vives en una zona con inviernos fríos, es conveniente protegerla o trasladarla al interior durante esta estación.
Riego
La planta mimosa necesita un riego regular y abundante, pero sin encharcar el sustrato. Es importante mantener la humedad constante, pero evitando el exceso de agua que puede provocar la pudrición de las raíces.
Se recomienda regarla cada dos o tres días en verano y cada cinco o seis días en invierno, dependiendo del clima y del tipo de suelo.
Sustrato
La planta mimosa se adapta a diferentes tipos de suelo, siempre que sean bien drenados y ricos en materia orgánica. Se puede utilizar una mezcla de tierra de jardín, arena y turba, o bien un sustrato comercial para plantas acidófilas.
Abono
La planta mimosa agradece un aporte de fertilizante orgánico cada dos semanas durante la primavera y el verano, para estimular su crecimiento y floración. Se puede emplear un abono líquido para plantas con flores, siguiendo las indicaciones del fabricante.
Poda
La planta mimosa no requiere de una poda específica, salvo para eliminar las partes secas o dañadas y mantener su forma compacta. Se puede realizar una poda ligera después de la floración, cortando los tallos que hayan florecido.
Plagas y enfermedades
La planta mimosa es bastante resistente a las plagas y enfermedades, siempre que se le proporcione los cuidados adecuados. Sin embargo, puede verse afectada por algunos insectos como los pulgones, las cochinillas o las arañas rojas, que se alimentan de su savia y debilitan la planta.
Para combatirlos, se puede recurrir a productos ecológicos como el jabón potásico o el aceite de neem, aplicándolos con un pulverizador sobre las hojas afectadas. También puede sufrir algunos hongos como el mildiu o la botritis, que provocan manchas o moho en las hojas y los tallos.
Para prevenirlos, es importante evitar el exceso de humedad y mejorar la ventilación. Si ya están presentes, se puede aplicar un fungicida específico siguiendo las instrucciones del envase.
La planta mimosa es una especie fascinante que sorprende por su capacidad de movimiento. Con estos consejos podrás disfrutar de su belleza y singularidad en tu hogar o en tu jardín.
27 Ene, 2024 | Plantas y Jardín
El Viburnum tinus, conocido popularmente como durillo, laurel salvaje, marfull o laurentino, es un arbusto perennifolio originario de la región mediterránea, que se caracteriza por su gran resistencia y su atractiva floración invernal.
En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre sus características y cuidados, para que puedas disfrutar de esta planta en tu jardín o terraza.
Características del Viburnum tinus
El durillo es un arbusto que puede alcanzar los 3 metros de altura, aunque también se puede podar para darle forma de árbol pequeño.
Sus hojas son ovaladas, coriáceas, de color verde oscuro y brillante por el haz y más claras y peludas por el envés.
Sus flores son blancas, pequeñas y aromáticas, y se agrupan en inflorescencias terminales con forma de umbela, que aparecen desde finales del invierno hasta la primavera.
Sus frutos son unas bayas redondas, de color azul oscuro o negro, que contienen una sola semilla no comestible.
El durillo es una planta muy utilizada en jardinería, tanto para formar setos como para decorar macizos, borduras o rocallas.
También se puede cultivar en maceta, siempre que se le proporcione un buen drenaje y un tamaño adecuado.
Su principal atractivo es su floración invernal, que contrasta con el verde intenso de sus hojas y aporta color y vida al jardín en una época en la que pocas plantas florecen.
Cuidados del Viburnum tinus
El durillo es una planta muy fácil de cuidar, ya que se adapta a diferentes condiciones de luz, suelo y clima.
Estos son los cuidados básicos que debes proporcionarle:
Ubicación: el durillo puede crecer tanto a pleno sol como en semisombra, pero no tolera el interior de la casa. Lo ideal es ubicarlo en un lugar donde reciba al menos unas horas de sol directo al día, para favorecer su floración y evitar el ataque de hongos.
Si vives en una zona costera, no te preocupes, ya que el durillo resiste bien la brisa marina y la salinidad.
Riego: el durillo es una planta que soporta bien la sequía, por lo que no necesita riegos frecuentes ni abundantes. Lo mejor es regarla cuando el sustrato esté seco, evitando el encharcamiento.
En verano se puede regar cada 2 o 3 días, y en invierno cada 4 o 5 días. Si el durillo está en maceta, hay que asegurarse de que tenga agujeros de drenaje y colocar un plato debajo para recoger el exceso de agua.
Suelo: el durillo no es exigente con el tipo de suelo, siempre que sea fértil y bien drenado. Puede crecer en suelos ácidos, neutros o alcalinos, aunque prefiere los ligeramente ácidos.
Si está en maceta, se puede usar un sustrato universal o una mezcla de tierra de jardín, arena y turba.
Abono: el durillo se beneficia de un aporte de abono orgánico durante la primavera y el verano, para estimular su crecimiento y floración. Se puede usar compost, humus de lombriz o estiércol bien descompuesto, aplicándolo sobre la superficie del suelo o mezclándolo con el sustrato.
También se puede usar un abono líquido específico para plantas con flor, siguiendo las indicaciones del fabricante.
Poda: el durillo no necesita una poda intensa ni regular, salvo para eliminar las ramas secas, enfermas o dañadas. También se puede podar para darle forma o reducir su tamaño, pero siempre después de la floración, para no afectar a las yemas florales.
Se recomienda usar unas tijeras de podar afiladas y limpias, y hacer cortes limpios e inclinados.
Como ves, el durillo es una planta muy agradecida, que te recompensará con su belleza y aroma durante todo el año. Si te animas a cultivarlo, no te arrepentirás.
12 Ene, 2024 | Plantas y Jardín
Las heladas son uno de los fenómenos meteorológicos más temidos por los amantes de la jardinería, ya que pueden dañar o incluso matar a las plantas que tanto cuidamos. Sin embargo, existen algunas medidas que podemos tomar para prevenir o minimizar los efectos del frío extremo en nuestro jardín.
En este artículo te contamos cuáles son y cómo aplicarlas.
Lo primero que debemos hacer es conocer el tipo de plantas que tenemos y su resistencia al frío. No todas las especies son igual de sensibles a las bajas temperaturas, y algunas pueden soportar mejor las heladas que otras.
Por ejemplo, las plantas perennes, como los arbustos, los árboles o las coníferas, suelen ser más resistentes que las anuales o las bulbosas, que son más delicadas. También hay que tener en cuenta el origen geográfico de las plantas, ya que algunas están adaptadas a climas más cálidos y otras a climas más fríos.
En general, podemos clasificar las plantas en cuatro categorías según su resistencia al frío:
– Plantas muy resistentes: son aquellas que pueden soportar temperaturas inferiores a -15ºC sin sufrir daños. Algunos ejemplos son el acebo, el abeto, el romero o la lavanda.
– Plantas resistentes: son aquellas que pueden soportar temperaturas entre -10ºC y -15ºC sin sufrir daños. Algunos ejemplos son el laurel, el boj, la hortensia o el narciso.
– Plantas poco resistentes: son aquellas que pueden soportar temperaturas entre 0ºC y -10ºC sin sufrir daños. Algunos ejemplos son el geranio, la margarita, el tulipán o la begonia.
– Plantas sensibles: son aquellas que no pueden soportar temperaturas inferiores a 0ºC sin sufrir daños. Algunos ejemplos son el jazmín, la orquídea, la gardenia o la buganvilla.
Medidas preventivas
Una vez que sabemos qué tipo de plantas tenemos, podemos tomar algunas medidas preventivas para protegerlas de las heladas. Estas medidas varían según el tipo de planta y el lugar donde se encuentren:
– Si tenemos plantas en macetas, lo mejor es trasladarlas a un lugar resguardado del frío, como un invernadero, un porche, un garaje o una habitación luminosa. Si no tenemos esa opción, podemos agruparlas cerca de una pared que les dé calor o cubrirlas con un plástico o una tela que les aísle del frío.
– Si tenemos plantas en el suelo, podemos cubrir el terreno con una capa de mantillo, paja, hojas secas o corteza de pino que les proteja las raíces del frío. También podemos cubrir las partes aéreas de las plantas con un plástico o una tela que les evite el contacto directo con el hielo o la nieve.
– Si tenemos plantas trepadoras o colgantes, podemos recogerlas y atarlas para evitar que se rompan por el peso del hielo o la nieve. También podemos cubrirlas con un plástico o una tela que les proteja del frío.
– Si tenemos plantas bulbosas, podemos extraer los bulbos del suelo y guardarlos en un lugar seco y oscuro hasta la primavera. Si no queremos hacer eso, podemos cubrir el suelo con una capa de mantillo, paja, hojas secas o corteza de pino que les proteja del frío.
Como recuperar las plantas afectadas por heladas
Además de estas medidas preventivas, también podemos tomar algunas medidas correctivas si vemos que nuestras plantas han sufrido daños por las heladas. Estas medidas son:
– No regar ni abonar las plantas hasta que se recuperen del estrés por el frío. El agua y los nutrientes pueden provocar más daños en los tejidos dañados por el hielo.
– No podar ni cortar las partes afectadas por las heladas hasta que se vea claramente qué partes están vivas y cuáles muertas. Podar demasiado pronto puede debilitar más a la planta y exponerla a nuevas heladas.
– Proteger las heridas de las plantas con un producto cicatrizante o fungicida que evite la entrada de hongos o bacterias que puedan causar infecciones.
– Aplicar un producto antitranspirante o antiheladas que reduzca la pérdida de agua por las hojas y aumente la resistencia al frío.
Siguiendo estos consejos, podremos proteger nuestras plantas y nuestro jardín de las heladas y disfrutar de su belleza durante todo el año.
23 Dic, 2023 | Decoración
El equipo de Centro de Jardineria Sánchez os desea una
Feliz Navidad y próspero año nuevo.
22 Dic, 2023 | Plantas y Jardín
Los cítricos son un grupo de frutas muy apreciadas por su sabor, su aroma y sus propiedades nutricionales. Son ricos en vitamina C, antioxidantes, fibra y otros compuestos beneficiosos para la salud. Además, son muy versátiles y se pueden consumir de diversas formas: en zumos, ensaladas, postres, mermeladas, etc.
Pero, ¿sabes cómo cuidar y elegir los mejores cítricos? En este artículo te damos algunos consejos para que disfrutes de estas deliciosas frutas todo el año.
Variedades de cítricos
Los cítricos son frutas que pertenecen a la familia de las rutáceas, que incluye unas 1600 especies de plantas. Dentro de los cítricos, se pueden distinguir cuatro géneros principales: Citrus, Fortunella, Poncirus y Microcitrus. Estos géneros agrupan a unas 60 especies de frutas, entre las que destacan:
– Limón: existen variedades como el limón fino o eureka (de forma ovalada y color amarillo intenso), el limón verna o lunero (de forma redonda y color amarillo pálido), el limón meyer (de forma redonda y color amarillo anaranjado) y el limón persa (de forma redonda y color verde claro).
– Lima: existen variedades como la lima mexicana o key (de forma redonda y color verde oscuro), la lima tahití o persa (de forma ovalada y color verde claro), la lima kaffir (de forma irregular y color verde oscuro) y la lima dedo (de forma alargada y color verde claro).
– Naranja: existen variedades como la naranja navel o ombligo (de forma esférica y color naranja intenso), la naranja valencia o zumo (de forma ovalada y color naranja pálido), la naranja sanguina o roja (de forma esférica y color rojizo) y la naranja amarga o sevillana (de forma esférica y color naranja oscuro).
– Mandarina: existen variedades como la mandarina clementina (de forma ovalada y color naranja intenso), la mandarina satsuma (de forma esférica y color naranja pálido), la mandarina tangelo (de forma ovalada y color naranja rojizo) y la mandarina murciana (de forma esférica y color naranja oscuro).
– Pomelo: existen variedades como el pomelo blanco o marsh (de forma redonda y color amarillo pálido), el pomelo rosado o ruby red (de forma redonda y color rosado), el pomelo rojo o star ruby (de forma redonda y color rojo intenso) y el pomelo oro blanco o oro blanco (de forma redonda y color amarillo claro).
– El kumquat (Fortunella spp.): es una fruta de forma ovalada y color naranja, con una pulpa ácida y una cáscara comestible. Se consume en fresco o en conserva, y también se utiliza para hacer licores y vinagres.
Kumquat
Cuidados de los cítricos
Los cítricos son plantas que requieren unas condiciones específicas para su cultivo. Algunos aspectos que hay que tener en cuenta son:
– El clima: los cítricos son plantas que necesitan un clima templado o subtropical, con temperaturas entre 15 y 30 ºC. No toleran las heladas ni el exceso de calor o humedad.
– El suelo: los cítricos prefieren un suelo bien drenado, fértil y ligeramente ácido. No les gusta el encharcamiento ni la caliza.
– El riego: los cítricos necesitan un riego regular pero moderado, evitando el secado o el anegamiento del suelo. Se recomienda regar por goteo o por aspersión, y reducir el riego en invierno.
– La poda: los cítricos se podan para eliminar las ramas secas, enfermas o dañadas, y para dar forma y airear la copa. Se debe podar en primavera u otoño, evitando los meses de floración y fructificación.
– El abono: los cítricos requieren un abono equilibrado, rico en nitrógeno, fósforo y potasio, y también en micronutrientes como hierro, magnesio y zinc. Se debe abonar en primavera y verano, evitando el invierno.
– Las plagas y enfermedades: los cítricos son susceptibles de sufrir el ataque de diversos insectos, hongos, bacterias y virus, que pueden afectar a sus hojas, flores, frutos y raíces. Algunos de los más comunes son: la cochinilla, el pulgón, la mosca blanca, el ácaro rojo, el minador de los cítricos, la araña roja, el trips, el psílido asiático de los cítricos, el nematodo de los cítricos, la gomosis, el aguado, la tristeza de los cítricos, el virus de la mancha anular de los cítricos, el virus de la exocortis de los cítricos y el virus del enanismo amarillo de los cítricos. Para prevenir y combatir estas plagas y enfermedades se deben aplicar medidas preventivas como: elegir variedades resistentes o tolerantes, mantener una buena higiene del cultivo, controlar el riego y el abono, eliminar las partes afectadas y utilizar productos fitosanitarios adecuados.
Beneficios de cultivar cítricos
Los cítricos son un grupo de plantas que incluyen frutas que tienen muchas propiedades beneficiosas para la salud, como la vitamina C, los antioxidantes y los flavonoides. Además, cultivar cítricos en el jardín puede aportar otros beneficios, como:
– Embellecer el espacio con sus flores blancas y aromáticas y sus frutos de colores vivos.
– Atraer a las abejas y otros polinizadores que ayudan a la biodiversidad y al equilibrio ecológico.
– Ahorrar dinero al tener una fuente propia de frutas frescas y ecológicas.
– Disfrutar de una actividad relajante y gratificante que mejora el ánimo y reduce el estrés.
Por estas razones, cultivar cítricos en el jardín puede ser una buena opción para quienes quieran aprovechar al máximo su espacio verde y cuidar su salud.