El Acer japonés: características y cuidados

El Acer japonés: características y cuidados

El Acer palmatum, nombre botánico, más conocido como Acer japonés, es una de las especies de árbol más apreciadas en la decoración de interiores. No es un árbol de gran envergadura. Aún plantado directamente en el suelo, no suele superar los seis metros de altura. Es, probablemente, por este detalle de su morfología por lo que es uno de los árboles más cultivados en el mundo de los bonsáis.

Es uno de los árboles más demandados por los amantes de la jardinería. Y es que, además de su increíble presencia, los cuidados del arce japonés son sumamente sencillos. Dos factores que, unidos a su característica rusticidad, hacen de él uno de los favoritos tanto para diseñar un jardín como para cultivar en maceta.

El Acer palmatum cuenta con unas hojas que asemejan los dedos de una mano y terminan en punta. La auténtica belleza de sus hojas se descubre con la llegada de los meses de otoño. Un momento en el que adquiere una coloración entre roja y púrpura que da paso a la pérdida de hojas propia del invierno.

El Acer japonés es exigente con el suelo, ya que necesita un pH bajo de entre 4 y 6. Algo que obliga, de entre los distintos tipos de sustratos, a usar uno para plantas acidófilas tanto si cultivamos en suelo como en maceta. Es uno de esos árboles que demanda un buen drenaje. Algo que, sobre todo en el cultivo en maceta, tendremos que vigilar de cerca.

Es un árbol que necesita luminosidad pero no el sol directo, ya que sus hojas no toleran el calor.También es importante evitar el exceso de viento, especialmente cuando el árbol es joven, ya que se podrían partir sus ramas.

El Acer palmatum soporta heladas rigurosas de hasta menos 10 grados. Es más: necesita ese frío para poder rebrotar en condiciones con la llegada de la primavera.

Es un árbol que no tolera la sequía, y tiene la peculiaridad de que demanda ser regado con agua de lluvia o, en su defecto, agua ácida. Requiere riego frecuente, pero sin excesos. Lo ideal es regar entre dos y tres veces por semana, llegando a un máximo de cuatro riegos en los meses de calor. Mucho ojo: de la misma forma que no tolera la sequía tampoco soporta los encharcamientos.

Si queremos que nuestro árbol crezca en condiciones, es fundamental que lo nutramos con abono con la llegada de la primavera. Pero no solo eso: para que el fertilizante sea efectivo, tendremos que prolongar su aplicación también durante el verano.

¿Buscas una planta muy original, diferente y altamente decorativa? El Acer palmatum puede ser todo un acierto! En Centro de Jardinería Sánchez disponemos de ejemplares de este árbol tan especial durante prácticamente todo el año. Te esperamos.