
Feliz Día del Padre
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¡Te esperamos!
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Las hiedras, conocidas científicamente como Hedera, son plantas trepadoras perennes que han sido apreciadas durante siglos por su belleza, versatilidad y resistencia. Originarias de Europa, Asia y el norte de África, estas plantas han encontrado su lugar en jardines, balcones y espacios interiores alrededor del mundo.
Su capacidad para adaptarse a diferentes condiciones y su crecimiento vigoroso las convierten en una opción popular para quienes buscan añadir un toque de verdor a sus espacios.
En este artículo, exploraremos las características principales de las hiedras y los cuidados necesarios para mantenerlas saludables y exuberantes.
Hojas Persistentes y Variadas
Una de las características más destacadas de las hiedras es su follaje perenne, lo que significa que mantienen sus hojas durante todo el año. Las hojas suelen ser de un verde intenso, aunque existen variedades con matices plateados, dorados o incluso variegados (combinaciones de verde y blanco o amarillo). La forma de las hojas puede variar según la especie, pero en general son lobuladas y de textura coriácea.
Crecimiento Trepador o Rastrero
Las hiedras son conocidas por su capacidad para trepar. Utilizan raíces adventicias, pequeñas estructuras que se adhieren a superficies como paredes, vallas o árboles, para escalar y extenderse. Sin embargo, también pueden crecer de forma rastrera, cubriendo el suelo y formando una alfombra verde. Esta versatilidad las hace ideales para decorar muros, crear setos o cubrir áreas desnudas en el jardín.
Flores y Frutos
Aunque no son tan llamativas como sus hojas, las hiedras producen pequeñas flores en otoño, generalmente de color verde amarillento. Estas flores son una importante fuente de alimento para las abejas y otros polinizadores durante los meses más fríos. Tras la floración, las hiedras desarrollan frutos pequeños y oscuros, que son consumidos por aves pero tóxicos para los humanos y algunas mascotas.
Resistencia y Adaptabilidad
Las hiedras son plantas extremadamente resistentes. Pueden sobrevivir en una amplia gama de condiciones climáticas, desde climas templados hasta regiones más frías. Además, toleran bien la sombra, aunque también pueden crecer en áreas con luz solar directa, siempre que se mantengan bien hidratadas.
Aunque las hiedras son plantas resistentes, requieren ciertos cuidados para mantenerse saludables y lucir su mejor versión. A continuación, te ofrecemos una guía práctica para el cuidado de estas plantas:
Suelo y Sustrato
Las hiedras prefieren suelos bien drenados y ricos en materia orgánica. Un sustrato ligero y fértil es ideal para su crecimiento. Si las plantas en macetas, asegúrate de que tengan agujeros de drenaje para evitar el encharcamiento, que puede provocar pudrición de raíces.
Riego
El riego es uno de los aspectos más importantes en el cuidado de las hiedras. Durante los meses más cálidos, es necesario regarlas regularmente, manteniendo el suelo ligeramente húmedo pero no empapado. En invierno, reduce la frecuencia de riego, ya que el exceso de agua puede ser perjudicial. Las hiedras en macetas suelen requerir más agua que las plantadas directamente en el suelo.
Luz
Las hiedras pueden adaptarse a diferentes niveles de luz, pero su preferencia varía según la variedad. En general, las hiedras de hojas verdes toleran mejor la sombra, mientras que las variedades variegadas necesitan más luz para mantener sus colores vibrantes. Evita la exposición directa al sol intenso durante largos períodos, ya que puede quemar las hojas.
Poda
La poda es esencial para controlar el crecimiento de las hiedras, que pueden volverse invasivas si no se mantienen bajo control. Poda las ramas largas o desordenadas para fomentar un crecimiento más denso y compacto. También es recomendable retirar las hojas secas o enfermas para prevenir la propagación de plagas o enfermedades.
Fertilización
Aunque las hiedras no son exigentes en cuanto a nutrientes, se benefician de una fertilización ocasional durante la temporada de crecimiento (primavera y verano). Usa un fertilizante balanceado o uno específico para plantas verdes, siguiendo las instrucciones del fabricante. Evita sobrefertilizar, ya que puede provocar un crecimiento excesivo y débil.
Control de Plagas y Enfermedades
Las hiedras son relativamente resistentes a plagas, pero pueden verse afectadas por ácaros, cochinillas o pulgones. Revisa regularmente las hojas y tallos para detectar signos de infestación. Si encuentras plagas, trata la planta con jabón insecticida o aceite de neem. Además, asegúrate de mantener una buena circulación de aire alrededor de la planta para prevenir enfermedades fúngicas como el oídio.
Las hiedras son increíblemente versátiles y pueden utilizarse de diversas maneras en el jardín:
Hiedras en macetas colgantes
Es una planta perfecta para plantar en macetas colgantes, en interior, cerca de una fuente de luz, pero no directa. Importante no abusar del riego y en interior cuidado con los cambios bruscos de temperatura.
Cobertura de Paredes y Vallas
Gracias a su capacidad para trepar, las hiedras son ideales para cubrir paredes o vallas, añadiendo un toque natural y fresco a cualquier espacio.
Cubresuelos
En áreas donde el césped no crece bien, las hiedras pueden servir como una excelente alternativa para cubrir el suelo y prevenir la erosión.
Setos y Bordes
Las hiedras pueden utilizarse para crear setos o bordes verdes, proporcionando privacidad y estructura al jardín.
Las hiedras son plantas fascinantes que ofrecen una combinación única de belleza, resistencia y versatilidad. Con los cuidados adecuados, pueden transformar cualquier espacio en un oasis verde y lleno de vida.
Ya sea que las utilices para cubrir una pared, decorar una maceta o crear un seto, las hiedras seguramente se convertirán en una de tus plantas favoritas.
¡Anímate a incorporarlas en tu jardín y disfruta de su encanto perenne!
Después de los rigores del invierno, llega la primavera y la naturaleza revive con fuerza, el espectáculo floral empieza a deslumbrar.
Debemos ponernos en marcha ya que todo el tiempo que le dediquen ahora al jardín y la terraza se traducirán en muchos meses de belleza.
Siembra y plantación de Vivaces anuales y hortalizas en cajoneras protegidas.
Preparar los semilleros de primavera: Vinca, Prímula, Verbena, Iberis, Cobea scandens, Edelweiss, Salvia enana, Lobelia, Thumbergia alata, Geranio, etc.
Siembra de anuales: Capuchinas, Clavel chino, Clavel de moro, Coreopsis, Cosmos, Escabiosa, Gallardia, Girasol, Margaritas de verano, Mirabilis, etc. En climas con heladas, se llevarán al exterior cuando llegue el calor de mayo.
En luna creciente se recomienda sembrar melones, pepinos, calabazas y garbanzos.
Se pueden plantar bulbos y tubérculos como Gladiolos, Lirios, Begonias y Dalias, y seguir plantando bulbos adicionales cada 15 días hasta mediados de junio para asegurar una floración continuada.
Las plantas que empiezan a brotar requieren más agua que durante la época de reposo. También algo de abono líquido.
Riega por la mañana para evitar los hongos de la humedad nocturna.
Riega las plantas de interior con agua no demasiado fría.
Si no lo has hecho en febrero, aporta el abono orgánico, por ejemplo, compost, mantillo, estiércol, guano, humus de lombriz, etc.
Se aplica a árboles, arbustos, parterres, arriates, huerto y en general, a todo el jardín. Entiérralo ligeramente.
Deja los fertilizantes granulados para primavera.
A finales de marzo se puede empezar a fertilizar las Plantas de interior.
Es el momento de realizar las últimas podas, antes de la brotación: frutales, rosales, árboles, arbustos de floración tardía (verano) o los ya florecidos.
Los cortes de ramas de más de 5 cm de la poda en árboles han de ser tratados con pasta cicatrizante.
Limpiar las Vivaces.
Retira las flores secas de las plantas que florecieron en invierno.
Se pueden resembrar las zonas deterioradas y las calvas del césped.
Tratamiento con herbicidas selectivos para hierba de hoja ancha.
Aireado y escarificado, ahora o ya entrada la primavera. El primero se puede hacer pinchando con una horca y el escarificado con máquina escarificadora.
No debemos segar el césped mojado.
Aplica el último tratamiento de Aceite de invierno en los árboles frutales, ornamentales, rosales y arbustos de hoja caduca. Hacerlo sobre troncos y ramas desnudos y sin yemas brotando.
Con las primeras brotaciones, los hongos y plagas (atención con cochinilla y pulgón) se activan para atacar estos tejidos tiernos. Protégelos con los productos adecuados: insecticidas y fungicidas de amplio espectro.
Protege los brotes tiernos del ataque caracoles y babosas.
Conviene tratar con Caldo fungicida las Vivaces como Phlox, Delphinium, Peonía, etc., tan pronto como aparezcan las primeras hojas.
Tratamientos preventivos fungicidas en rosales para prevenir el Mildiu, Oidio y Mancha negra del rosal.
Retira de las plantas o del suelo las flores de invierno viejas para evitar que sigan vivos en ellas hongos como Botritis.
Reaclimata los arbustos y Vivaces en maceta al ambiente exterior.
Se abren con más frecuencia y por más tiempo las protecciones.
Cada cierto tiempo, por ejemplo, cada 10 días, gira unos 90º las Plantas de interior. El fin es hacer una copa más proporcional al recibir la misma luz por todos lados.
Las Plantas de interior pueden trasplantarse ya. Cambia la tierra de las macetas, sobre todo si la planta no evidencia un crecimiento normal o suficiente, o cuando la superficie del suelo y las paredes exteriores se cubran de sales blancas.
Ya sabes que siempre, en nuestro centro de jardinería, encontrarás los productos más adecuados para cada caso y profesionales que te podemos asesorar.
Todo lo que necesites para tu jardín lo encontrarás en Jardinería Sánchez. Vive en tu jardín.