15 Nov, 2024 | Plantas y Jardín
El Elaeagnus ebbingei, también conocido como eleagno, es un arbusto perenne que ha conquistado los corazones de muchos jardineros gracias a su belleza, rusticidad y adaptabilidad.
Su follaje plateado, sus delicadas flores y sus frutos rojos lo convierten en una elección popular para una amplia variedad de diseños paisajísticos.
En este artículo, exploraremos en detalle las características, cuidados y usos de esta maravillosa planta.
Características del Elaeagnus ebbingei
Una de las características más distintivas del Elaeagnus ebbingei es su follaje perenne, compuesto por hojas elípticas de color verde oscuro en el haz y plateado en el envés. Esta combinación de colores le confiere un aspecto plateado y luminoso que resalta en cualquier jardín.
Durante el otoño, el Elaeagnus ebbingei se cubre de pequeñas flores tubulares de color blanco cremoso, que desprenden una fragancia dulce y agradable. Estas flores son muy atractivas para los insectos polinizadores, como las abejas y las mariposas.
Tras la floración, aparecen pequeños frutos redondos de color rojo brillante, similares a pequeñas bayas. Estos frutos son comestibles, aunque su sabor es bastante insípido. Son una fuente de alimento para las aves y otros animales.
El Elaeagnus ebbingei puede alcanzar una altura y anchura de hasta 4-5 metros, aunque su crecimiento puede controlarse fácilmente mediante poda. Es un arbusto de crecimiento moderado, lo que lo hace ideal para jardines de tamaño mediano.
Posee un sistema radicular extenso y profundo, lo que le permite adaptarse a diferentes tipos de suelo y resistir la sequía.
Cuidados del Elaeagnus ebbingei
Ubicación: El Elaeagnus ebbingei es una planta muy adaptable y puede crecer tanto a pleno sol como en semisombra. Incluso tolera la sombra parcial, aunque en estas condiciones su follaje puede ser menos denso y su floración menos abundante.
Suelo: No es exigente en cuanto al tipo de suelo, pero prefiere aquellos que estén bien drenados. Tolera suelos pobres, arenosos, calcáreos y ligeramente salinos, lo que lo convierte en una excelente opción para jardines costeros.
Riego: Una vez establecido, el Elaeagnus ebbingei es muy resistente a la sequía. Sin embargo, durante los primeros años después de la plantación, es recomendable regarlo regularmente, especialmente en los períodos más cálidos del año.
Abonado: No requiere de abonados frecuentes, ya que fija el nitrógeno atmosférico gracias a unas bacterias presentes en sus raíces. Sin embargo, un aporte ocasional de materia orgánica puede favorecer su crecimiento y floración.
Plagas y enfermedades
El Elaeagnus ebbingei es una planta muy resistente a plagas y enfermedades. Sin embargo, en ocasiones puede verse afectado por:
Cochinillas: Estos insectos se alimentan de la savia de la planta, debilitándola. Se pueden eliminar manualmente o utilizando productos específicos.
Oídio: Esta enfermedad fúngica se manifiesta como una pulverulencia blanca en las hojas. Se puede controlar con fungicidas específicos.
Usos en jardinería
Setos: Es ideal para crear setos formales o informales, gracias a su densidad y capacidad de ser podado.
Aislado: Se puede utilizar como ejemplar aislado en el jardín, ya que su follaje plateado y sus flores perfumadas lo convierten en un punto focal.
Zonas costeras: Su resistencia a la salinidad lo hace perfecto para jardines cerca del mar.
Jardines secos: Es una excelente opción para jardines de bajo mantenimiento, ya que requiere pocos cuidados.
Control de la erosión: Gracias a su sistema radicular extenso, ayuda a prevenir la erosión del suelo.
El Elaeagnus ebbingei es un arbusto versátil y resistente que puede transformar cualquier jardín. Su belleza, rusticidad y adaptabilidad lo convierten en una elección popular entre los jardineros.
Si buscas una planta de bajo mantenimiento y con un alto valor ornamental, el Elaeagnus ebbingei es una excelente opción.
2 Nov, 2024 | Agenda del jardín, Plantas y Jardín
Ventoso y frío, noviembre es un mes que exige tomar precauciones, sobre todo con las especies más delicadas y las recién plantadas.
La naturaleza está entrando en reposo, pero todavía hay mucho que hacer en el jardín, la terraza y el huerto.
Tareas generales del mes
Plantaciones y trasplantes. El mejor momento para plantar o trasplantar —si la especie lo permite— los árboles y arbustos caducifolios (rosales incluidos) es cuando han perdido el follaje, especialmente si es a raíz desnuda.
Poda. En noviembre toca recortar las ramas secas o mal orientadas de algunas trepadoras (rosales trepadores incluidos), frutales (manzanos y perales) y árboles desnudos; unta las heridas con pasta cicatrizante para prevenir el ataque de plagas y enfermedades.
También puedes efectuar la prepoda de los rosales de pie, siempre que no estén dando flores.
Acolchado. Protege las raíces de las plantas más delicadas con cinco a 10 centímetros de corteza de pino o paja.
Riego. Suspende el riego del jardín, salvo si el tiempo se presenta muy seco, pero continúa regando los tiestos de la terraza, aunque con menor frecuencia. Vacía, desmonta y recoge el sistema de riego (o cúbrelo con arpillera o plástico) y la manguera para que las heladas no los estropeen.
Abonado. No debes aplicar abono hasta la primavera, a excepción de las plantas de flor de temporada.
Árboles, arbustos y trepadoras
Protege del frío los ejemplares más sensibles
Cuando las temperaturas bajan de 6º, muchos árboles y arbustos recién plantados o delicados pueden empezar a sufrir daños. Deben ser protegidos con mallas, fundas o mantos de hibernación.
Sujeciones contra el viento
Noviembre es un mes especialmente ventoso. Coloca tutores firmes a los ejemplares nuevos o más débiles, amarrados de tal forma que no dañen la corteza. Las sujeciones de las trepadoras también necesitan una revisión.
Cítricos a salvo de las heladas
Si cultivas cítricos en la terraza o el porche, llévalos a cubierto o cúbrelos con una funda de hibernación, especialmente si son limoneros, naranjos y mandarinos, que soportan peor las heladas.
Las palmeras menos rústicas, bien abrigadas
Hay palmeras capaces de soportar temperaturas extremas, pero muchas otras sufren daños a causa del frío y las heladas.
Lleva hacia arriba las palmas, átalas y rodéalas con una esterilla o arpillera. También puedes utilizar lana o estopa y paja para proteger el cogollo. Acolcha el suelo para proteger las raíces.
Plantas de flor
Poda y multiplica tus vivaces
Aprovecha para dar forma a los geranios, felicias, asteriscos y ajanias cortando las ramas más alargadas; puedes utilizarlas para obtener esquejes y multiplicar los ejemplares. Y divide las matas de phlox (no todos los años).
Deja en pie las que aun secas conservan su belleza ya sea porque exhiben corolas secas o cabezas de semillas atractivas, así como las gramíneas ornamentales.
Gramíneas en su apogeo
A lo largo del otoño y el invierno, el dorado de las gramíneas ornamentales cobra un especial protagonismo en los jardines, ya sea en plantaciones monoculturales o mezcladas con vivaces de floración otoñal como sédums, ásteres, brezos, milenramas (Achillea millefolium) y Verbena bonariensis.
Déjalas en pie hasta el final del invierno, que es cuando se deben cortar al ras para que rebroten con fuerza en primavera.
Acolcha las raíces
Si no lo has hecho en octubre, no dejes de colocar una capa de mulching para abrigar las raíces en jardines y tiestos. Utiliza corteza de pino, paja, incluso compost.
Plantas de interior
Planta los bulbos forzados
Si entierras ahora los bulbos forzados de amarilis y jacintos tendrás flores por Navidad. El tiesto debe ser solo un poquito mayor que el bulbo; entiérralo dejando unos dos tercios al aire.
Humedad sí, pero poco riego
El aporte de agua debe disminuir, no así la humedad ambiental: pulveriza el follaje a menudo con agua destilada para compensar el efecto de la calefacción.
Escurre los platitos con guijarros y el centro de las bromelias. Acerca las plantas a las ventanas para que reciban más luz.
Dales menos abono
Sigue abonándolas, aunque más espaciadamente o aplicando dosis más bajas.
El Huerto
Mucho que cosechar
En el mes de Halloween, las calabazas están a punto, pero también muchas otras hortalizas de invierno: lombardas, coliflores, coles, coles de Bruselas, nabos, endivias, apios, puerros…
Cultivos bien protegidos
Campanas transparentes, túneles, mantas térmicas e invernaderos que se instalan sobre el terreno te ayudarán a proteger algunos cultivos del frío, la lluvia y las heladas, sobre todo los que están brotando, los planteles que acabas de repicar, o los que son poco resistentes al frío, como las coliflores.
Coles y lombardas, por el contrario resisten muy bien el rigor invernal.
Siembras de noviembre
Durante este mes puedes sembrar directamente en el terreno acelga, espinaca y zanahoria… y repicar plantones de lechugas de invierno, nabos y puerros.
El césped
Un césped limpio de hojas secas
Este mes, el césped no necesita riegos, salvo que la lluvia sea escasa.
Tampoco conviene segarla.
Bastará con que rastrillees las hojas secas al menos una vez a la semana: la hojarasca en combinación con la humedad producen un excelente caldo de cultivo para plagas y enfermedades.
Aprovecha las hojas para el compostaje.