Cactus y plantas crasas: un mundo de resistencia y belleza

Cactus y plantas crasas: un mundo de resistencia y belleza

¿Quién no ha quedado fascinado alguna vez por la peculiar belleza de un cactus o una planta crasa? Estas especies vegetales, originarias de regiones áridas y semiáridas, han desarrollado adaptaciones asombrosas para sobrevivir en condiciones extremas.

Su capacidad para almacenar agua en sus tejidos les permite resistir largas sequías, convirtiéndolas en una elección popular entre los amantes de la jardinería.

Origen y características

Tanto los cactus como las plantas crasas pertenecen a la familia de las suculentas. Sin embargo, existen algunas diferencias clave entre ellos.

Los cactus se distinguen por la presencia de areolas, pequeñas protuberancias de las que brotan espinas, flores y nuevos tallos.

Además, solo los cactus poseen gloquidios, unas pequeñas espinas diminutas y muy irritantes.

Por otro lado, las plantas crasas, también conocidas como suculentas no cactáceas, almacenan agua principalmente en sus hojas, que suelen ser carnosas y de formas variadas. Algunas especies comunes de crasas incluyen los aloe vera, las sedum y las echeveria.

Adaptaciones al medio

Para sobrevivir en ambientes secos, los cactus y las crasas han desarrollado una serie de adaptaciones:

Raíces superficiales: Les permiten absorber rápidamente el agua de lluvia, antes de que se evapore.

Tallo carnoso: Actúa como un almacén de agua.

Espinas: Protegen a la planta de los animales herbívoros y reducen la superficie de evaporación.

Cutícula cerosa: Evita la pérdida de agua por transpiración.

Metabolismo CAM: Permite a la planta absorber dióxido de carbono durante la noche y realizar la fotosíntesis durante el día, reduciendo así la pérdida de agua por transpiración.

Cuidados básicos de los cactus y crasas

A pesar de su reputación de plantas resistentes, los cactus y las crasas requieren algunos cuidados específicos:

  • Luz: La mayoría de las especies necesitan mucha luz solar directa.
  • Riego: El riego debe ser moderado y espaciado, evitando encharcamientos. La frecuencia del riego dependerá de la especie, la temperatura y la humedad ambiental.
  • Sustrato: Un sustrato bien drenado es esencial para evitar la pudrición de las raíces. Una mezcla de tierra de jardín, arena y grava es ideal.
  • Temperatura: La mayoría de las suculentas prefieren temperaturas cálidas, pero algunas especies toleran el frío.
  • Macetas: Las macetas deben tener agujeros de drenaje para evitar el estancamiento del agua.

Curiosidades

Longevidad: Algunos cactus pueden vivir cientos de años.

Flores: Muchas especies de cactus y crasas producen flores espectaculares, a menudo de colores brillantes y formas exóticas.

Usos: Además de su valor ornamental, los cactus y las crasas tienen diversos usos, como la producción de alimentos, medicamentos y fibras.

Simbolismo: En algunas culturas, los cactus son símbolo de resistencia, fortaleza y supervivencia.

Los cactus y las plantas crasas son una fuente inagotable de fascinación para los amantes de la naturaleza. Su diversidad de formas, colores y tamaños, combinada con su facilidad de cultivo, los convierte en una opción ideal para decorar cualquier espacio.

Con los cuidados adecuados, estas plantas pueden convertirse en compañeros fieles durante muchos años.

Recupera tus plantas tras el verano

Recupera tus plantas tras el verano

El verano, con su sol intenso y altas temperaturas, puede dejar nuestro jardín un poco desgastado. Pero no te preocupes, con los cuidados adecuados, tu jardín volverá a lucir vibrante y saludable.

¡Sigue estos consejos y prepáralo para la próxima estación!

Lo primero es establecer un diagnóstico y obrar en consecuencia. Lo siguiente, practicar los cuidados adecuados durante el otoño. Así recuperarán su vigor.

 

Evaluación Inicial

Inspecciona tus plantas, observa si hay hojas amarillentas, marchitas o con plagas. Retira las partes dañadas para favorecer el crecimiento de nuevas hojas.

Asegúrate de que el sistema de riego esté funcionando correctamente y ajusta la frecuencia según las necesidades de cada planta.

Comprueba el suelo, ya que puede haberse compactado o haberse empobrecido de nutrientes. Afloja la tierra y añade compost para enriquecerla.

 

Plantas secas

Tierra seca, un hueco entre el sustrato y las paredes del tiesto, hojas marchitas y lacias, arrugadas o caídas… son síntomas inequívocos de que la planta ha sufrido sed. Si no se ha secado por completo, todavía puede haber solución. 

• Elimina las hojas marchitas y caídas y las flores secas.

• Sumerge el tiesto en un barreño con agua o en la bañera hasta que la tierra se empape y vuelva a hincharse; es decir, cuando dejen de salir burbujas.

• Retira el tiesto del agua, deja escurrir un rato, y remueve la superficie de la tierra para que las raíces se aireen, pero cuidando de no romperlas.

• Quita pacientemente con un trapo húmedo el polvo y la suciedad que se ha acumulado en las hojas. Si son muy finas, pulverízalas con agua.

• Recorta las puntas de las hojas secas. 

 

Ahogamiento por exceso de riego

¿La persona a la que le encomendaste tus plantas en tu ausencia ha utilizado la regadera con más frecuencia de la necesaria?

Si es así, encontrarás la tierra empapada y con verdín en la superficie, las hojas lacias o con manchas marrones por el ataque de hongos, nuevos brotes caídos, tallos blandos y frágiles, señales de podredumbre en las raíces…

Este problema tiene peor solución que el anterior, pero merece la pena intentar la cura.

  • Extrae la planta de la maceta con cuidado de no dañar las raíces.
  • Envuelve el cepellón con papel de cocina para que absorba el exceso de agua. Déjalo así hasta que se evapore el líquido.
  • Una vez seco el cepellón devuélvelo al tiesto con tierra nueva.
  • No lo riegues hasta pasados unos días.

 

Césped

Siembra: Si tienes zonas con césped dañado, siembra nuevas semillas.

Aireación: Realiza una aireación para mejorar la oxigenación del suelo.

Abonado: Aplica un fertilizante específico para césped.

 

Arbustos y árboles

Poda: Realiza una poda de formación para mantener su forma y tamaño.

Riego profundo: Riega profundamente para asegurar que las raíces se hidraten bien.

 

La mejor medicina, la prevención

Para mantener las plantas sanas, lo principal es el equilibrio entre el agua que reciben y la temperatura.

El exceso de agua propicia la aparición de enfermedades criptogámicas que producen manchas en las hojas y podredumbre en las raíces y tallos, especialmente en las plantas de interior, cactus y crasas. Al menor síntoma deberás tratar la planta con el producto fitosanitario adecuado (consulta en nuestro centro de jardinería).

También es bueno limpiar el polvo de las hojas una vez cada 15 días. Se usa un paño humedecido con agua para las de gran tamaño. Si tienen hojas vellosas —Begonia rex, Saintpaulia— basta con pasar un pincel o cepillito suave y limpio. 

Las flores no se deben mojar al regar ni pulverizar con agua.

Y el próximo verano…

Si ya has aprendido la lección y no quieres que tus plantas vuelvan a sufrir durante tus vacaciones, opta por un buen sistema de riego: maceteras con autorriego, conos porosos, dispensadores individualizados, geles, mantas de riego, etcétera.